Puede parecer una locura pero según un estudio del Fondo Mundial para la Naturaleza nuestro menú está más plastificado de lo que creemos.
Malcolm Hudson, investigador de la Universidad de Southampton, en el Reino Unido asegura que “los microplásticos son como bombas esperando a estallar en partes lo suficientemente pequeñas como para ser absorbidas”.
Estás partículas de plástico se encuentran a miles de productos considerados dentro de una canasta básica, que van desde la leche en envases de tetrapak, los productos lácteos, las conservas como mermelada e incluso la mayonesa y los aceites sin pasar por alto los embutidos.
¿Cómo es esto posible? La respuesta es muy sencilla durante el proceso de congelación y refrigerado, el plástico va perdiendo sus cualidades e impregna este tipo de alimentos, por lo que de acuerdo con los científicos una persona común puede llegar a ingerir el equivalente al plástico de una ternera de crédito a la semana.
Este tipo de hábitos resultan perjudiciales porque con el tiempo puede llegar a derivar en diversos tipos de cáncer como el de estómago y Colón, aunque los investigadores buscarán hacer más pruebas para confirmar las teorías.