Hace seis meses, Derek Prue Sr., un hombre canadiense, notó que su hijo Derek Prue Jr., de 8 años, parecía cohibido por una gran marca de nacimiento en el lado izquierdo de su torso. El niño no quería quitarse la camiseta cuando iba a nadar.
Así, el padre tomó una decisión: tatuarse el cuerpo con una réplica de la mancha de nacimiento de su hijo.
“Solo quería que se sintiera bien en su propia piel”, dijo Prue Sr. a la cadena de noticias local de Edmonton. “Pensé que sería bueno demostrarle que no estaba solo”, añadió.
Este hombre pasó 30 horas tumbado para hacerse el tatuaje: “El dolor fue considerable”, dijo Derek Prue Sr. “Hubo momentos en que las partes más grandes se me quedaban dormidas”.
Un tatuaje del tamaño de Prue Sr. normalmente costaría miles de dólares, pero al dueño del estudio de tatuajes al que acudieron le gustó la historia del padre e hizo el trabajo prácticamente gratis.
“Originalmente pensé que iba hacerse de una vez. Después de unas cuatro horas pregunté si estaba hecho”, dijo el padre. “Dijeron, ‘Solo está hecho el borde'”, explica.
Al final este hombre logró su cometido al escuchar el sentir de su primogénito cuando confesó que: “Es genial y me gusta”, dijo Prue Jr. a CTV News Edmonton. “Tenía miedo de que la gente se burlara de esto”.