Alzan su puño contra la desigualdad

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Irapuato.- Sobre la marcha por el Día Internacional de la Mujer, el #8M en Irapuato hay mucho que decir y mucho más que sentir.

 Iniciaron tarde, querían esperar a las que se iban a sumar. Al Parque Irekua no dejaban de llegar mujeres de todas las edades, desde bebés hasta personas de la tercera edad. Pocas pero había. 

Jóvenes al frente de la marcha organizaban los contingentes por bloques, numeración que luego servía para recibir instrucciones. Mientras llegaban al centro, los comercios comenzaron a cerrar “no vaya a ser la de malas”, dijo un propietario mientras bajaba su cortina.

 A la cabeza de las miles de mujeres participantes iban Karely y Lupita. Pero no físicamente, sino en una gran fotografía impresa en una lona donde se recordaba a estas jóvenes “levantadas” en 2020 en el Barrio de la Salud y encontradas sin vida después. 

El enojo, estaba contenido y era momento de sacarlo. Los puños se dejaban ver arriba mientras un grupo de unos 8 elementos de Tránsito Municipal le abría paso al contingente. En cada esquina también había elementos cerrando la circulación. 

Había niñas, bebés en carreola, mamás acompañando a sus hijas, primas, hermanas, amigas que cargaban pancartas con fotografías de desaparecidas. 

Espectadores había muchos. Su mirada se confundía con el humo morado que iba dejando la marcha a su paso. Cuchicheaban entre sí, algunos criticando, otros apoyando. 

Las más pequeñas parecían divertidas con la experiencia, sobre todo cuando gritaban: “El que no brinque es macho”. Justo en ese momento parecían competencias entre las niñas a ver quien lograba el salto más grande. 

 Una mujer disfrazada de “Catrina” iba entre la multitud, haciendo alusión a las mujeres asesinadas cuyo hombre llevaba escrito en el traje negro con morado que por momentos se perdía entre las asistentes. 

 “Lorena no es aliada, es privilegiada” gritaban al unísono mientras la primera mujer en llegar a la Alcaldía de Irapuato, Lorena Alfaro, a unos 20 minutos del centro, participaba en un foro de mujeres que inspiran. 

 El grito cada vez tomaba más fuerza, le reclamaban a Lorena porque con ella el estado cobraba rostro, nombre y apellido. Porque a alguien hay que reclamar las omisiones, la desesperación, la rabia y las acciones en las que no solo la autoridad es responsable sino la sociedad entera. 

Al llegar a la plaza de los fundadores mientras lanzaban consignas contra “los machos opresores”, un joven con una pizza tamaño grande les decía: “amiga, te invito una rebanada”. Alcanzaron pocas pero el gesto quedó para la historia. 

Frente a la plaza que por años resguardó la cárcel municipal, las manifestantes tomaron el altavoz y comenzaron a dar testimonios la gran mayoría de abuso sexual no atendido, no denunciado o no creído por sus familiares. 

 “¡No estás sola!” Se escuchaba detrás de cada historia mientras las denunciantes se dejaban abrazar por aquellas mujeres de morado que les brindaban ese abrazo como manera de apoyo. 

Asi duraron algunos minutos. La impunidad era el mayor reclamo. El haber ignorado ya sea sus padres o las autoridades, aquella denuncia del tío que manoseó, del abuelo que violó, del padre que ultrajó y amenazó con herir más si se mencionaba una palabra. 

Una línea imaginaria color morada dividió la calle Sor Juana Inés De la Cruz. Del lado izquierdo quedaron las manifestantes, del lado derecho hombres y mujeres afuera del templo del Hospitalito, rezaban en voz alta y pedían al demonio dejara de dañar a la sociedad. 

La manifestación se fue hacia la Plaza Principal donde las esperaba una Presidencia Municipal blindada por mujeres policías mientras los hombres se mantenían alrededor también a la expectativa. Tenían la instrucción de aplicar el protocolo. Dejarlas manifestarse y si fuera necesario, sólo si fuera necesario, llevar a cabo las detenciones sin el uso de la fuerza. 

Para ello, la Procuraduría Estatal de los Derechos Humanos por instrucciones De Vicente Esqueda Méndez, estuvo pendiente a través de personal que marchó junto a ellas, se mantuvo junto a ellas y revisó la aplicación de que  los operativos de seguridad cumplieran con lo que les habían instruido a los policías a través de cursos de capacitación .

Tras aquella protesta del 1 de Mayo de 2022 donde se incendiaron archivos  y parte del inmueble de Presidencia,  las ventanas fueron selladas con madera y  la puerta fue custodiada por Bomberos. 

Pronto comenzó el fuego al ser incendiadas algunas de las pancartas que llevaban las mujeres. Algunas comenzaron a aventar objetos contundentes contra los elementos policiacos mientras gritaban: “La policía no me cuida, me cuidan mis amigas”. 

Los elementos no respondieron. El equipo antimotines llegó momentos después pero no detuvieron a nadie. Sólo después de las 8 de la noche cuando todo quedó controlado, dieron a conocer la detención de 4 hombres por insultos a la autoridad. Pero de mujeres nada. 

Con la manifestación no se acabó el enojo ni se terminó la exigencia de justicia. Se guardó quizá para al día siguiente, quizá para el año próximo. Una rabia provocada por todos y todas aquellas que de alguna manera han sido omisos. La autoridad, sus familias, la sociedad entera. Una sociedad que volvió a escuchar un clamor conjunto de justicia para y por ellas todos los días.