CDMX.- Violeta Isfel es objeto de críticas por su actitud hacia un maquillista.
Según reportes, la controversia surgió cuando el maquillista Eulices Evans comentó en Instagram: “Violeta, yo te quiero maquillar algún día”. A dicha propuesta, Isfel respondió: “Gracias, yo puedo hacerlo”. Esa respuesta fue interpretada por muchos como un gesto de menosprecio.
La actriz compartió en su cuenta una imagen con cosplay de Nezuko Kamado.
Bajo la publicación, el maquillista ofreció su servicio.
La respuesta de Isfel provocó reacciones negativas en redes, tales como: “Qué maleducada”, “Egocéntrica”, “Vieja sangrona”.
El incidente se suma a otra acusación: según fuentes de televisión, en el programa De Primera Mano, Isfel habría negado un saludo para el hijo de una maquillista argumentando que “cobra por saludos personalizados”.
Isfel negó las acusaciones y calificó la versión como “chisme” inventado por el periodista Gustavo Adolfo Infante. Según ella, “jamás he cobrado por una fotografía”, y dijo sentirse molesta por lo que considera campañas de desprestigio.
Cuando figuras públicas interactúan con fans, se espera cierto grado de amabilidad o reconocimiento; una respuesta percibida como despectiva puede generar indignación.
El hecho ocurre entre personas de la industria (maquillista–actriz), lo que agrava la percepción de jerarquía o trato desigual al interior del medio.
Existe ya una sombra de credibilidad respecto de que Isfel cobra por saludos/fotos, lo que potencia el rechazo social.
La actriz queda en el foco de la opinión pública por una combinación de: una actitud considerada fría o soberbia con un profesional que le ofrecía colaboración, junto a la sospecha de que ciertas interacciones públicas solo se ofrecen previo pago. Aunque ella afirma que es un malentendido, la percepción negativa persiste.