Despiden a Paquita la del Barrio

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CDMX.- Las cenizas de Paquita la del Barrio, icono de la música ranchera y de las canciones de despecho contra los hombres fallecida el lunes, llegaron ayer a Ciudad de México, donde familiares, amigos y cientos de fans le acompañaron en un recorrido por calles del centro.

El homenaje congregó a cercanos y admiradores de la cantante, quienes acompañaron los restos de la intérprete de “Rata de dos patas” por un recorrido que inició a las 11 horas y que realizó varias paradas, una de ellas en la emblemática Plaza Garibaldi.

Su hermana, Viola Dorantes, y los hijos de la cantante agradecieron el homenaje y el cariño del público.

De fondo, los mariachi entonaron “Las Golondrinas” y “Amor eterno”, a quienes se unieron los presentes, quienes dejaron aflorar la tristeza por ver partir a su idola.

Al grito de “¡Paquita! ¡Paquita!” y con lágrimas, entonaron algunos de los temas más representativos de la artista, quien durante más de 40 años de carrera cosechó éxitos como “Taco placero”, “Me saludas a la tuya” y “Cheque en blanco”.

Los restos de la intérprete recorrieron la plaza en medio del tumulto, que entre empujones y porras buscaban acercarse a contemplar la urna, que albergará desde ahora las cenizas de la cantante nacida hace 77 años en Alto Lucero, Veracruz.

Aunque fuera por solo unos segundos, los fanáticos, cámara en mano, algunos con flores, y llegados de muchos rincones del país, le declararon su admiración y amor a la cantante, quien llegó a muchos corazones con sus melodías.

Elvia Hernández, quien consideró que la de Paquita es una gran pérdida, vino a esta plaza en honor de su madre, quien murió hace tres años y era fan.

“Ella también se llamaba Francisca y también le decían Paquita. A ella le gustaban mucho sus canciones y también a mí me gustan mucho. Entonces vengo en honor a mi mamá”, dijo.

Aseguró que, si bien nunca dedicó personalmente alguna de esas melodías, cuando las cantaba era para “que les viniera el saco”.

Leticia Arce vino desde Costa Rica a despedir a Paquita, pues su viaje de vacaciones coincidió con la muerte de la cantante, y aunque había otros planes en el itinerario de su familia, ella no dudó en acudir a este punto cuando se enteró del homenaje.

Tras la parada en Garibaldi, las cenizas de Paquita se trasladaron a Casa Paquita, restaurante que ella fundó y donde inició formalmente su carrera profesional en la música.

Ahí se ofició una misa y se permitió que miles de seguidores le dijeran adiós a la cantante, quien ganó un lugar en la música.