IRAPUATO, GTO.- Los recientes robos a tres capillas en comunidades de Pénjamo provocaron un enérgico rechazo del obispo de Irapuato, Enrique Díaz Díaz, quien deploró que se violenten espacios sagrados y se vulneren los sentimientos religiosos de la población.
El líder católico afirmó que los atracos, lejos de representar un simple hurto de bienes materiales, afectan de manera directa la fe y el trabajo comunitario que cada templo encierra.
Explicó que lo sustraído, como copones y alcancías, no tiene un valor económico relevante, pero sí una trascendencia espiritual incalculable.
Añadió que para las comunidades cada objeto litúrgico simboliza años de esfuerzo, colaboración y entrega de los fieles, por lo que el daño causado resulta profundamente doloroso.
“Y es doloroso, en otras parroquias no hemos tenido noticias, buscan las alcancías, que tienen poco contenido, pero, no hemos tenido más noticias. Deploramos, protestamos, es una denuncia que hemos hecho porque no se pude jugar con los bienes espirituales del pueblo, que alguien vaya y destruya es doloroso”, dijo.
Díaz Díaz consideró alarmante que los delincuentes atenten contra los espacios que para la población representan refugio, fe y convivencia espiritual, y reiteró que estos actos deben ser investigados a fondo.
El obispo insistió en que no se puede normalizar la violencia contra los bienes religiosos y espirituales de la gente, y que es necesario redoblar esfuerzos institucionales para frenar la inseguridad que golpea incluso a los lugares sagrados.
Al mismo tiempo, expresó su solidaridad con las comunidades afectadas y reiteró que la Iglesia levantará la voz cada vez que se atente contra la fe y el patrimonio espiritual de los feligreses.