México también está enfermo

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Por: Valeria Campos Bañuelos

Hace no mucho se dio a conocer que durante el gobierno de Javier Duarte, los niños enfermos de cáncer recibieron quimioterapias falsas; medicina ya caducada e incluso se mencionó que se les inyectaba agua destilada.Actualmente, se dice que “desaparecieron” algunos de los expedientes de los niños fallecidos entre diciembre del 2014, y enero del 2015.

Quisiera que recordáramos que alguna vez el presidente Enrique Peña Nieto dijo que los nuevos actores del PRI, entre ellos Javier Duarte, eran parte del proceso de renovación del partido. No sería muy descabellado decir, entonces, que las acciones de Duarte pueden ser una representación un tanto acertada de las acciones de México hoy en día.

México es tanto la víctima como el agresor, es tanto el enfermo como el médico, y es tan pobre como es rico. Lamentablemente, esta paradoja no puede durar para siempre, y llegará un punto en el que alguno de los dos lados de la balanza pesará más que el otro. 

Si México hubiera sido uno de los niños enfermos a los que Duarte dio “tratamiento”, podríamos al menos justificar porqué nuestro país está muriendo, pues tiene mucho tiempo enfermo ya. Pero es una enfermedad de la que ya no se habla, pues nosotros, los mexicanos, pretendemos estarle dando el medicamento “adecuado”, pero es un medicamento ya caduco. Creemos que la solución está en la vía fácil, o en la más rápida; uniéndose al crimen organizado, pues “no queda de otra”, cambiando al presidente, o simplemente conformándose. Ese comportamiento lo venimos arrastrando desde hace mucho, pero ya caducó y es momento de renovarnos.

Tenemos que recuperar lo que se nos quitó; la libertad. Porque el pueblo no se siente libre de salir a las calles a altas horas de la madrugada, ni de comunicar con plenitud lo que siente pues sabe que será reprimido, y que ni siquiera se hable de tratar de combatir el narcotráfico porque pondría su vida en peligro

Por supuesto, es responsabilidad del gobierno cumplir con las promesas que nos hace, y tienen que darse cuenta de que un “plan de austeridad para la cámara de diputados” no va a ser suficiente, porque se les está quitando lo que no merecían, pues no han sabido atender a este país, que es su paciente moribundo, como se debe. 

Empeoramos está enfermedad colocando en el poder a gente que solo busca el poder. Que ven al pueblo mexicano como una carga que se tienen que echar para poder meter el dinero al bolsillo.

Empeoramos está enfermedad cuando continuamos en la ignorancia o en la ceguera voluntaria, pues no queremos voltear a ver fosas que aparecen de la nada, las cárceles ilícitas que existen, los “pequeños” robos de algunos funcionarios, acuerdos corruptos que hace la gente de poder con sus amistades,o la misma alianza que tiene mucha gente al mando con el crimen organizado. 

Nos tapamos la boca y los ojos y esperamos que la solución caiga del cielo. No queremos soluciones reales, que siempre terminan siendo procesos lentos y dolorosos.

Pero ahora, más que nunca tenemos que estar fuertes y unidos. No necesitamos las amenazas del nuevo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, para lastimarnos, con el daño que nosotros nos hemos hecho ya tenemos suficiente. 

 

Entonces, ¿qué hacer? 

Para empezar, dejemos de ser apáticos ante lo que pasa, y empecemos a investigar más allá de lo que dicen los medios, porque solo teniendo conocimiento se pueden tomar decisiones más sabias. Tenemos que querer más a nuestro país, porque ahora que Estados Unidos no firmará el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP por sus siglas en inglés), y quién sabe qué pase con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN)apoyar el mercado mexicano ayudaría a mejorar las tensiones económicas.

Y por supuesto, algo que no hay que olvidar (y que quisiera pensar que es más que obvio): No promover prácticas de corrupción e injusticia, pues solo nos hieren más. Empecemos a incidir más en la educación; dejemos de hacer que las nuevas, viejas y actuales generacionescrean que ese tipo de situaciones son normales. Tuvimos que empezar a indignarnos desde hace mucho tiempo, pero todavía no es tan tarde para comenzar a hacer algo al respecto.