SAO PAULO, BRASIL.- El silbato que anunciaba la llegada del tren en la estación São Bento, una de las más concurridas de la línea 1-Azul del Metro de São Paulo, se mezcló el viernes por la mañana con gritos y olor a combustible. A las 7:45 de la mañana del viernes, testigos vieron a un hombre de 74 años vaciarse un líquido inflamable encima, beber parte del contenido y encenderse frente a decenas de pasajeros.
“Utilizando extintores, empleados y pasajeros lograron contener las llamas”, relataron medios locales, que difundieron las imágenes captadas por teléfonos celulares. En uno de los videos, el hombre camina envuelto en fuego que llega a rozar el techo del andén, mientras un guardia acciona repetidamente un extintor de polvo químico.
Según el Metro de São Paulo, la víctima fue auxiliada de inmediato.
“Agentes de seguridad del Metro rescataron a un hombre… fue atendido de inmediato con extintores y trasladado a urgencias. Nadie más resultó herido”, informó la compañía en una nota.
Otro video muestra cómo las llamas permanecen activas “unos 20 segundos” pese al chorro del extintor. El hombre, descrito como en situación de calle, permaneció de pie durante toda la operación, incluso después de apagado el fuego. Un agente coordina por radio mientras otro orienta a la multitud, que huye por las escaleras mecánicas entre denso humo.
“Se oyeron gritos y mucha gente corrió escaleras arriba”, explicaron empleados de los quioscos del nivel superior, añadiendo que al menos “cinco extintores fueron utilizados” para sofocar el incendio.
El Departamento de Bomberos llegó pocos minutos después. La víctima fue estabilizada en la plataforma y trasladada al Hospital de São Paulo. La Secretaría de Seguridad Pública paulista declinó ofrecer un parte médico citando “las circunstancias del incidente” y señaló que el caso se registró en la comisaría del metro en Barra Funda.
São Bento es la puerta subterránea del centro histórico, conectada con la zona comercial de la calle 25 de Março y la Bolsa de valores. A esa hora, miles de pasajeros transitan entre trenes y oficinas. La línea 1-Azul, inaugurada en 1974, es la más antigua y saturada del sistema metropolitano, que transporta 3.7 millones de personas en día laboral.
El Metro informó que el flujo de trenes se mantuvo con “velocidad reducida” y que la plataforma fue reabierta 45 minutos después, ya sin señales de humo gracias a la ventilación forzada y la aplicación de serrín absorbente sobre restos de combustible.
“El hombre permaneció en silencio durante toda la operación de rescate”, manifestó un guardia que declaró en la Delegacia do Metropolitano (Delpom). La policía analizó las cámaras internas para reconstruir el recorrido de la víctima dentro de la estación. Según investigadores, no se hallaron notas ni manifiestos políticos en sus pertenencias, carbonizadas junto a él.
En Brasil, el método de la auto-inmolación ha sido poco frecuente pero simbólico. El caso más recordado ocurrió en 2013, cuando un vendedor ambulante se prendió fuego frente al Palacio de Itamaraty durante protestas por servicios públicos. Psicólogos señalan la relación entre actos de desesperación pública y falta de acceso a salud mental en la mayor economía latinoamericana.
El número de incidentes relacionados con salud mental ha crecido 38 % en São Paulo desde la pandemia, según la alcaldía. La asociación Metroviários de São Paulo pidió un refuerzo de equipos de primeros auxilios y cursos de atención psicológica para empleados, mientras redes sociales cuestionaban la ausencia de brigadistas médicos permanentes.
El gobernador Tarcísio de Freitas lamentó el suceso en una publicación y dijo que su administración “trabaja para fortalecer redes de apoyo a la población vulnerable”. Sin embargo, organizaciones de derechos humanos exigen políticas articuladas que combinen albergue, salud mental y prevención del suicidio.
El inquérito policial tipifica provisionalmente el caso como “auto-lesión seguida de lesiones graves” y examina si el combustible fue adquirido en la región central esa misma mañana. Las autoridades planean entrevistar a familiares del hombre, cuyo nombre no se divulgó, para determinar antecedentes de enfermedad psiquiátrica o conflictos previos.
“Mientras tanto, quienes presenciaron la escena intentan procesar el shock. “Nunca imaginé que algo así pudiera suceder en el metro”, dijo Carla Martins, contadora de 32 años que esperaba el tren. “Fue cuestión de segundos, pero ver a alguien arder tan cerca cambia tu forma de mirar la ciudad.”