ECATEPEC.- Nuestro sueño se ve amenazado por el Padre de la mentira, aquel que busca separarnos generando una familia dividida y enfrentada, una sociedad dividida y enfrentada. Una sociedad de pocos para pocos. Cuántas veces experimentamos en carne propia el dolor que nace de no sentir reconocida esa dignidad que todos llevamos dentro.
Cuántas veces hemos tenido que llorar o arrepentirnos por darnos cuenta que no hemos reconocido esa dignidad en otros.
Cuántas veces y con dolor somos ciegos e inmunes ante la falta de reconocimiento de la dignidad propia y ajena.
“Métanselo en la cabeza, con el demonio no se dialoga, con el demonio no se dialoga”, dijo determinante el Papa Francisco durante la homilía celebrada este domingo en el Centro de Estudios de Ecatepec ante más de 300 mil personas, donde pidió a los fieles a no pasar por encima de los demás con tal de obtener riqueza y fama.
Desde Ecatepec, un municipio golpeado por la violencia, la pobreza y la desigualdad, el Sumo Pontífice habló de la Cuaresma como una oportunidad para la conversión y para alejar de los seres humanos todo lo que atenta directamente contra el sueño y proyecto de Dios como la riqueza obtenida por unos a costa de los otros.
“La Cuaresma es tiempo para desenmascarar esas tres grandes formas de tentaciones que rompen la imagen que Dios ha querido plasmar. Las tres tentaciones que sufrió Cristo, las tres tentaciones del cristiano que intentan arruinar la verdad a la que hemos sido llamados, tres tentaciones que buscan degradar y degradarnos.”, expresó.
Al detallar las tentaciones, el Papa Francisco continúo: “la primera es la riqueza, adueñándonos de bienes que han sido dados para todos y utilizándonos solo para mí, es tener el pan a base del sudor del otro o hasta de su propia vida.
Esa riqueza que es el pan con sabor a dolor, a amargura y a sufrimiento. En una sociedad corrupta, ese es el pan que se le da de comer a los propios hijos”.
Ante fieles de todo el país y de varios países del mundo como Honduras, Ecuador, Nicaragua, que ondeaban sus banderas dentro del lugar donde fue la Santa Misa, el Santo Padre mencionó la segunda y tercera de las tentaciones: la vanidad y el orgullo.
“La vanidad, esa búsqueda de prestigio en base a la descalificación continua y constante de los que no son como uno. La búsqueda exacerbada de esos 5 minutos de fama que no perdona la fama de los demás, haciendo leña del árbol caído, va dejando paso a la tercera
La del orgullo… ponerse en un plano de superioridad, del tipo que fuese, sintiendo que no se comparte la comen vida de los mortales, y que reza todos los días, gracias te doy señor porque no me has hecho como ellos”.
El Papa Francisco hizo un llamado a tener la preocupación por los demás y a vivir en medio de la alegría y esperanza para vencer las tentaciones. Aseguró que como católicos debemos optar por Jesús y no por el demonio.
“Hemos optado por Jesús y no por el demonio. Jesús no le contesta al demonio con ninguna palabra propia, sino que le contesta con las palabras de Dios, con las palabras de la Iglesia, metámoslo en la cabeza, con el demonio no se dialoga, con el demonio no se dialoga”.
“Nuestro padre es el Dios del padre nuestro, no del padre Mío”, dijo el Santo Padre.
Aseguró que el tiempo de Cuaresma es un buen momento para recuperar el amor al Padre, el padre que nos espera para sacarnos la ropa de la apatía, la desconfianza y vestirnos con la divinidad que un verdadero padre o madre sabe darle a sus hijos: la ternura y el amor.