Zapopan.- Luz Raquel Padilla Gutiérrez la mataron, primero con la intolerancia de una sociedad que no entendió que su hijo padecía crisis de autismo y que al tenerlas, generaba ruidos quizá molestos para el entorno, pero inevitables por su condición. Después, la asesinó el fuego con el que la prendieron para quitarle la vida el fin de semana.
“Te voy a quemar viva”, se lo advirtieron hace semanas con pintas afuera de su casa. Y se lo cumplieron.
A esta mujer de 35 años, mamá de un niño con autismo, literalmente la quemaron viva ya que el sábado, muy cerca de su casa, ubicada en la colonia Arcos de Zapopan, le rociaron alcohol de manera intencional y le prendieron fuego, provocando quemaduras por contacto directo de segundo y tercer grado en el 90 por ciento de su cuerpo.
Este 19 de Julio, el cuerpo de Luz Raquel ya no resistió más y falleció. Luz Raquel Padilla era cuidadora de su hijo con autismo, quien dependía de ella, 24 horas del día los 7 días de la semana. A través de sus redes sociales denunció en varias ocasiones las amenazas recibidas de parte de vecinos quienes se molestaban por los ruidos que emitía su hijo al tener una de sus crisis. Esas crisis, terribles, que sólo quien las vive como cuidador, sabe cuánto dolor causan. Sólo quien las acompaña como responsable de un menor en estas condiciones, sabe cuánto duele también la intolerancia y la apatía.
No fue el primer incidente. Semanas antes, Luz Raquel sobrevivió a un ataque con cloro de uso industrial en la zona del tórax, en esa ocasión le provocaron quemadoras de segundo grado quemaduras a las que sobrevivió para seguir denunciando y exigiendo que las autoridades le ayudaran para evitar ser una más, una mujer muerta más, una mujer desaparecida más.
A través de un comunicado la organización “Yo Cuido” de la cual Luz Raquel era activista, lamentó el hecho y aseguró que Raquel había solicitado el programa “Pulso de Vida” para sentirse protegida. “Le negaron estar adentro de este programa al considerar que las amenazas que recibía debido al comportamiento de su hijo menor de edad con autismo, no eran suficientes”.
Raquel había pedido ayuda y no la escucharon. A través de sus redes sociales había compartido en varias ocasiones la manera en que la amenazaban sus vecinos quienes no toleraban las crisis de su hijo, incluso, compartía cómo le mandaban a la policía cuando su hijo se golpeaba, gritaba, aventaba cosas al interior del domicilio mientras ensimismado como siempre, sólo él sabía qué sensación de calma le daba gritar o correr aunque a lo demás no les gustara.
Como es posible que a un menor con autismo y epilepsia por tener una o varias crisis por patear y pegar en paredes mi vecina le mande una patrulla, ya quisiera ver a los oficiales contener sin ĺastimar aún así pedían verlo, vulnerando derechos
La organización exigió a las autoridades poner a salvo la vida del menor quien corre peligro y queda en desamparo. “Hoy urge tratar de garantizar el futuro del menor, su supervivencia económica, terapias, atención médica y cuidados que garanticen su desarrollo integral en un México que hoy no cuida, ni protege, y sobre todo, que no escucha a las mujeres. Y eso tiene que cambiar”.